La Pianista (La Pianiste, 2001)
Michael Haneke
BRONCE
Haneke contó con su habitual Christian Berger para trasladar en imágenes el asfixiante y sadomasoquista mundo de Erika, una profesora de piano. Un universo austero, rígido, normativo, machista y perfectamente estructurado, donde tienen cabida los clásicos planos secuencia del austriaco y una paleta de color fría y sin excesos.
PLATA
La vida de esta mujer se ve alterada con la llegada de un joven que quiere ser su alumno en unas clases magistrales. Alterada para siempre para él también. Haneke saca el mayor jugo de sus localizaciones y nos brinda algunos planos absolutamente brillantes por las metáforas que implican y el terrible mensaje que lanzan. Tampoco deja atrás, y sólo cuando es dramáticamente necesario, el primer plano para mostrar el sentimiento más descarnado de los personajes.
ORO
La Pianista es la historia de una mujer oprimida y confundida por la educación que ha recibido pero, sobre todo, por la inferioridad autoaprendida con respecto al hombre. Una historia de cárceles, de jaulas, de celdas... donde la salida tal vez exista, el tiempo pasa mientras en el piano se interpreta a Schubert, en los aparcamientos se practica el voyeurismo o en la casa se reciben palizas. De ahí que el mejor plano del film sea aquel que muestra a Erika y su madre subiendo en ascensor al recital tras dejar fuera a Walter. Pero éste sube las escaleras velozmente y las adelanta. El hecho de que veamos lo que pasa desde el interior del elevador dice más de este plano que lo que nosotros podemos apreciar a simple vista.
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